Elementos de toda Vocación
Todos tenemos una vocación (llamado) a la vida y
en la vida, por lo que es necesario descubrir el ¿para qué Dios me ha creado?, y encontrar así el lugar adecuado para
responder y cumplir con la misión de construir el Reino de Dios en el seguimiento
de Cristo que todo bautizado está llamado (Vocación cristiana). Por lo tanto,
la vocación no se limita al Sacerdocio o Vida Consagrada, sino que involucra a
la Vida Laical (Matrimonio, soltería) y cada uno tiene su importancia en el
Cuerpo Místico de Cristo.
Elementos de la Vocación:
a. La Llamada: Es el elemento Divino, es Dios quien llama al joven en su situación histórica, de una forma única, gratuita e irrepetible para desarrollar al máximo sus potencialidades. Es un llamado interno y en la conciencia de la persona. Dios llama a santos y a pecadores, grandes y pequeños, e intensifica su llamado cuando quiere y como quiere. En la Vida Consagrada, es esencial el saberse y sentirse muy amado por Dios, quien elige no por los méritos de habilidades o de aptitudes, ni por lástima como para remediar los errores, sino porque Él quiere escogerlo (Mc. 3,13). Dios utiliza medios ordinarios (mediaciones) para llamar a la persona porque no quiere obligar a nadie para vivir en el amor.
b. La Respuesta: es el elemento humano, la persona responde con sus actitudes, que coincide con el llamado de Dios, teniendo disponibilidad, docilidad y responsabilidad de acuerdo a su naturaleza humana (Lc. 14,28). Esta respuesta necesita ser completamente libre, consciente, responsable y dinámica, según la experiencia de la fe. La persona responde dentro de una situación histórica concreta.
c. La Misión: Es la tarea evangelizadora que el Espíritu encomienda a la persona y a la Iglesia de manera específica, siempre en orden a la edificación del Reino de Dios. Es el fin y donde se desarrolla el acontecimiento vocacional.
a. La Llamada: Es el elemento Divino, es Dios quien llama al joven en su situación histórica, de una forma única, gratuita e irrepetible para desarrollar al máximo sus potencialidades. Es un llamado interno y en la conciencia de la persona. Dios llama a santos y a pecadores, grandes y pequeños, e intensifica su llamado cuando quiere y como quiere. En la Vida Consagrada, es esencial el saberse y sentirse muy amado por Dios, quien elige no por los méritos de habilidades o de aptitudes, ni por lástima como para remediar los errores, sino porque Él quiere escogerlo (Mc. 3,13). Dios utiliza medios ordinarios (mediaciones) para llamar a la persona porque no quiere obligar a nadie para vivir en el amor.
b. La Respuesta: es el elemento humano, la persona responde con sus actitudes, que coincide con el llamado de Dios, teniendo disponibilidad, docilidad y responsabilidad de acuerdo a su naturaleza humana (Lc. 14,28). Esta respuesta necesita ser completamente libre, consciente, responsable y dinámica, según la experiencia de la fe. La persona responde dentro de una situación histórica concreta.
c. La Misión: Es la tarea evangelizadora que el Espíritu encomienda a la persona y a la Iglesia de manera específica, siempre en orden a la edificación del Reino de Dios. Es el fin y donde se desarrolla el acontecimiento vocacional.
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