sábado, 21 de noviembre de 2015

“La Santidad consiste en estar siempre Alegres” pero ¿En qué consiste de verdadera Alegría?


Cada uno de nosotros estamos llamados a la Santidad, esto es algo que tal vez se nos ha dicho muchas veces y que cualquiera que realmente conozca a Dios desea realizar, pero ¿En qué consiste la Santidad? Realmente ¿podemos ser Santos en esta vida?

Pensando en estas preguntas me encontré con esto que nos dice San Juan Bosco, “la Santidad consiste en estar siempre Alegres” al principio esto me genero un conflicto, pues siempre he entendido la Alegría como una emoción, es decir algo momentario, entonces ¿cómo se puede estar siempre alegre? Y más aún ¿En qué consiste esta alegría?

Existen muchas cosas que nos pueden poner alegres, algunas que podemos considerar buenas, por ejemplo un regalo, aprobar un examen, lograr algo por lo que te has esforzado, así también hay otras cosas que nos alegran que podemos considerar malas, por ejemplo, consumir alcohol, burlarse de alguna persona, el éxito a consta de los demás.

Entonces me he querido hacer esta pregunta, ¿Cómo identificar cual es la verdadera Alegría, la que nos lleva a la Santidad? Empecemos por pensar en la alegría más grande que hemos sentido, esa que aunque ha sido parte de un momento especifico de nuestra vida, y ha quedado grabada en nuestra mente y corazón, tanto que es posible identificarla sobre muchas otras, y si compartiéramos cada una de ellas llegaríamos a concluir que todas tienen algo en común y es que los momentos más felices de nuestra vida han sido en los cuales, nos hemos sentido verdadera y realmente amados, son cuando descubrimos gracias al amor de otro, el gran valor que tenemos por el hecho de ser quien somos, y con mucha más razón cuando nos descubrimos amados por Dios.

Entendiendo esto podemos darle más sentido a la frase de Don Bosco. Pero si la alegría es una emoción, por tanto momentaria, entonces ¿Cómo se puede estar siempre alegre? Yo considero que, el estar siempre alegre, no se puede decir de cualquier alegría, sino solo de la alegría que proviene entonces de un amor de siempre, es decir del amor de Dios, en otras palabras solamente ante el Amor de Dios podemos estar siempre alegres, pues Él nos ama siempre, pues podemos decir como San Pablo que estamos convencidos de que “Ni la muerte, ni la vida, ni lo presente, ni lo futuro, podrá apartarnos del amor de Dios” Rm 8, 38, otras alegrías aparecen y desaparecen no así esta alegría.

Con esto llegamos a un mejor entendimiento, es decir la Santidad consiste en saber y sentirnos profundamente amados por Dios, reconociendo que en ese amor no cambia con el tiempo, y que no tiene límites.

Pero entender esto implica un reto, pues podemos ver en la experiencia que no siempre logramos descubrir el amor de Dios en nuestras vidas, esto implica siempre un esfuerzo, un estar abiertos a las infinitas formas de expresión de su amor, cosa que se nos complica pues por nuestra vida e historia solo hemos aprendido a recibirlo de ciertas maneras, por ejemplo, hay para quienes es necesario la expresión verbal para sentirse amados, para ellos si no escuchan las palabras “te amo” entonces es difícil que se sientan. Para otros solo basta con la presencia en los momentos difíciles, sin expresión de palabras. Pero que nos indica todo esto, que es necesario aprender a descubrir cómo es que Dios nos ama a cada momento.

A veces es mediante algunas personas, a veces a través de un hermoso paisaje, siempre a través de su palabra y la muestra más grande a través de la eucaristía (he tenido la dicha de percibir como todo el cuerpo vibra y se conmueve ante la presencia de la eucaristía, y descubierto que si efectivamente Dios nos ama mucho a través de este medio, pues es Él mismo dándose), incluso también en las pruebas Dios nos demuestra cuanto nos ama, y es en estas últimas donde se manifiesta una alegría diferente, es decir la alegría de las bienaventuranzas (alégrense los que sufren, porque serán consolados).

Estoy seguro que esto San Juan Bosco lo descubrió y lo vivió, y ahora nos toca a nosotros vivir en Alegría, así es que esforcémonos siempre por ser Santos, es decir “Estar siempre Alegres”.





Javier Benavente MFJ

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