“La Santidad consiste en estar siempre Alegres” pero ¿En qué consiste de
verdadera Alegría?
Cada uno de
nosotros estamos llamados a la Santidad, esto es algo que tal vez se nos
ha dicho muchas veces y que cualquiera que realmente conozca a Dios desea
realizar, pero ¿En qué consiste la Santidad? Realmente ¿podemos ser Santos en esta vida?
Pensando en estas preguntas me encontré con esto que nos dice
San Juan Bosco, “la Santidad consiste en
estar siempre Alegres” al principio esto me genero un conflicto, pues
siempre he entendido la Alegría como una emoción, es decir algo momentario,
entonces ¿cómo se puede estar siempre alegre? Y más aún ¿En qué consiste esta
alegría?
Existen muchas cosas que nos pueden poner alegres, algunas
que podemos considerar buenas, por ejemplo un regalo, aprobar un examen, lograr
algo por lo que te has esforzado, así también hay otras cosas que nos alegran
que podemos considerar malas, por ejemplo, consumir alcohol, burlarse de alguna
persona, el éxito a consta de los demás.
Entonces me he querido hacer esta pregunta, ¿Cómo identificar
cual es la verdadera Alegría, la que nos lleva a la Santidad? Empecemos por
pensar en la alegría más grande que hemos
sentido, esa que aunque ha sido parte de un momento especifico de nuestra vida,
y ha quedado grabada en nuestra mente y corazón, tanto que es posible
identificarla sobre muchas otras, y si compartiéramos cada una de ellas
llegaríamos a concluir que todas tienen algo en común y es que los momentos más felices de nuestra vida
han sido en los cuales, nos hemos sentido verdadera y realmente amados, son
cuando descubrimos gracias al amor de otro, el gran valor que tenemos por el
hecho de ser quien somos, y con mucha más razón cuando nos descubrimos amados
por Dios.
Entendiendo esto podemos darle más sentido a la frase de Don
Bosco. Pero si la alegría es una emoción, por tanto momentaria, entonces ¿Cómo
se puede estar siempre alegre? Yo considero que, el estar siempre alegre, no se
puede decir de cualquier alegría, sino solo de la alegría que proviene entonces
de un amor de siempre, es decir del amor de Dios, en otras palabras solamente ante el Amor de Dios podemos
estar siempre alegres, pues Él nos ama siempre, pues podemos decir como San
Pablo que estamos convencidos de que “Ni la muerte, ni la vida, ni lo presente,
ni lo futuro, podrá apartarnos del amor de Dios” Rm 8, 38, otras alegrías
aparecen y desaparecen no así esta alegría.
Con esto llegamos a un mejor entendimiento, es decir la Santidad consiste en saber y sentirnos
profundamente amados por Dios, reconociendo que en ese amor no cambia con el
tiempo, y que no tiene límites.
Pero entender esto implica un reto, pues podemos ver en la
experiencia que no siempre logramos
descubrir el amor de Dios en nuestras vidas, esto implica siempre un
esfuerzo, un estar abiertos a las
infinitas formas de expresión de su amor, cosa que se nos complica pues por
nuestra vida e historia solo hemos aprendido a recibirlo de ciertas maneras,
por ejemplo, hay para quienes es necesario la expresión verbal para sentirse
amados, para ellos si no escuchan las palabras “te amo” entonces es difícil que
se sientan. Para otros solo basta con la presencia en los momentos difíciles,
sin expresión de palabras. Pero que nos indica todo esto, que es necesario aprender a descubrir cómo es
que Dios nos ama a cada momento.
A veces es mediante algunas personas, a veces a través de un
hermoso paisaje, siempre a través de su palabra y la muestra más grande a
través de la eucaristía (he tenido la dicha de percibir como todo el cuerpo
vibra y se conmueve ante la presencia de la eucaristía, y descubierto que si
efectivamente Dios nos ama mucho a través de este medio, pues es Él mismo
dándose), incluso también en las pruebas
Dios nos demuestra cuanto nos ama, y es en estas últimas donde se
manifiesta una alegría diferente, es decir la alegría de las bienaventuranzas
(alégrense los que sufren, porque serán consolados).
Estoy seguro que esto San Juan Bosco lo descubrió y lo vivió,
y ahora nos toca a nosotros vivir en
Alegría, así es que esforcémonos siempre por ser Santos, es decir “Estar
siempre Alegres”.
Javier Benavente MFJ
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