Construir tu Casa sobre la Roca
“Así, todo el que escucha
mis palabras y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato
que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los
torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero ésta no se derrumbó
porque estaba construida sobre roca”.
Es algo común que, al pensar en el futuro siempre esperamos
algo bueno o mejor para nosotros, ya sea mejorar en algún aspecto, crecer en algún
otro, es propio de nuestra naturaleza pensar que podemos estar mejor o ser
mejores, es más, pensamos que una vida sin sentido tendría la característica de
no esperar nada nuevo para el futuro, si no es que algo peor.
Algunas veces el imaginarnos nuestro futuro nos lleva a
expresar nuestros más grandes deseos, ¿cuantas veces no hemos escuchado frases
cómo? Me veo siendo Feliz, me veo consiguiendo tal o cual bien material,
teniendo un trabajo mejor pagado o disfrutando disfrutar de unas ricas
vacaciones.
Lo cierto es que
muchas veces al pensar estas cosas nos salimos de nuestra realidad, pensado que
estas pueden suceder por arte de magia, sin pensar en las decisiones necesarias
en el presente para lograr nuestros deseos, por eso es necesario comprender que
somos nosotros mismo los que vamos construyendo nuestra vida y por tanto
nuestro futuro, a través de cada decisión que tomamos.
Esto se realiza debido a que fuimos creados como seres
libres, es decir capaces de decidir sobre nuestra propia vida, de hecho, cada
una de nuestras decisiones sea la más simple o la más complicada nos afecta de
tal manera que nos modifica y modifica nuestro entorno, podemos ver por ejemplo
como la elección de los esposos modifica su vida para siempre de manera
profunda al vivir juntos y formar una familia, la decisión de una carrera modifica
los posibles trabajos que podemos realizar, así como el decidir no estudiar
reduce las posibilidades de conseguir un trabajo bien remunerado.
Con esto podemos decir que es gracias a la libertad que
constantemente nos estamos construyendo y no podemos dejar de hacerlo, ya que
el mismo dejar de decidir, es ya una decisión.
Ahora es más fácil comprender que, si no estamos
construyendo nuestra casa sobre la roca, es decir a nosotros mismos según la
voluntad de Dios, entonces estamos construyendo sobre otra cosa (arena), en
este punto me gustaría hacer énfasis, pues no podemos dejar de construir, es
decir dejar de tener libertad, no podemos decir yo no quiero construir ni aquí
ni allá hasta que este seguro de donde quiero construir.
En otras palabras, los que construyen sobre la roca dice el
evangelio, son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica,
podríamos decir son aquellos que deciden, usando su libertad, seguir la
voluntad de Dios.
Sin embargo, aquellos que, teniendo miedo de seguir la
voluntad de Dios, prefieren quedarse donde están pensando que no están
construyendo sobre roca, pero tampoco sobre arena, se equivocan, pues vuelvo a
insistir no podemos dejar de construirnos. Al escribir esto pienso en aquellos
que dicen: “no estoy siguiendo a Dios, pero tampoco estoy haciendo nada malo”,
o a aquellos que retrasan conscientemente alguna decisión vocacional, ya sea al
matrimonio o a la vida consagrada o sacerdocio, puede ser que en algún momento
estén estables, lo cierto es que siempre que no se construya sobre roca se
construirá sobre otra cosa.
En este punto podemos preguntarnos, ¿si no estamos construyendo
sobre roca entonces, sobre qué?... puede ser sobre nuestras propias fuerzas,
sobre nuestros propios proyectos egoístas, sobre cosas materiales, sobre aparentes
deseos de filantropía, sobre el miedo (en el caso de aquellos que construyen
toda una apariencia), etc.
Ser conscientes de esto tiene vital importancia, pues es
nuestro futuro el que estamos construyendo, y es nuestra misma estabilidad y
felicidad la que está en juego, ya que, no estamos lejos de que a nuestra vida
lleguen las lluvias y los vientos fuertes, de las pruebas.
Es necesario entonces empezar a ser conscientes de la
necesidad de escuchar y realizar la voluntad de Dios en nuestras vidas, esta es
la única manera en la que podemos estar seguros de que: “Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes,
soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero ésta no se derrumbó” porque
“estaba construida sobre roca”
Javier Benavente MFJ
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